sábado, 17 de enero de 2009

(capitulo 6 ) ¿Qué harán con ella?

Aunque la casa real estaba lejos, hicieron el camino andando.
La mañana era muy fría, Saori apretaba contra su pecho al niño. Trex iba a su lado con la caja de limpiar a los caballos. Los dos charlaban animadamente, se había formado una amistad.

-- No puedo creer lo que dices de Reyu-- contaba Saori-- Akane es buena, no comete un acto como ese...claro que la carta...

--¿La has leido bien?
Trex dudaba de su autor

-- Si.

--Pero, ¿bien, bien, lo que se dice bien?
Insitía el muchacho

-- La leí una vez; no pude hacerlo más.¡no podría volver a leerla!
- Explico Saori nerviosa

-- Te comprendo

--Akane era todo lo que tenía. ¿por qué me preguntabas si la había leido bien?

--Por saber si reconociste su letra.

--sí, era su letra

--¿Era o se le parecía?
Trex había oido, que muchas cartas habían sido escritas por enemigos para hacer creer culpable al más inocente del pueblo.

--A mi me lo parecía, pero...¿que sospechas?

--Sospecho que ... -
Trex bajo el tono - ¿y si la ha escrito otro imitando su letra? Tú estabas ausente y Reyu iba ciego de celos.¿ Hay alguien que os tenga odio?

--Que yo sepa no. Pero por qué nos lo iban a hacer a nosotras, no hemos hecho nada.

--Vete tú a saber.


Así iban hablando, cuando llegaron a la casa. Era un castillo de piedra, rodeado por escoltas y adornada con árboles negros.

--Entraré contigo. Trex se puso delante de Saori

--¿Para qué? tú te quedas a la puerta. A mi ya me conocen...
-Saori se adelantó

--Te da verguenza que te vean con un golfo ¿verdad?

--¡Qué mal pensado eres!
- Saori se dió la vuelta y le señalo la puerta- Tú te quedas aquí que no me va a pasar nada.

--Pero ¿sabes si a esta gente le conviene que les devuelvas el niño?

--¡Calla, calla!...llegaré allí, les daré el niño y su madre me lo agradecerá y todos tan contentos.

--¡ y yo a tu lado!
- Gritó Trex

¡Que no!...iré sola!


Estaban discutiendolo cuando un borracho de clase noble, acompañado de su caballo,se acerco a Trex.

--¡Tú, limpia mi caballo!- dijo el noble

Trex se mordió los labios. En un instante sospesó la inoportunidad del noble, si le limpiaba el caballo, Saori aprobecharía para entrar sola.
Sintiendo la corazonada de que a Saori pudiera ocurrirle algo grave, se hizo el desentendido y siguio a su lado.

El hombre se plantó delante de él y le dijo ofendido: -¡Te he dicho que lo limpies , granuja!


--Usted disculpe, señor;-
Intentaba disculparese el chico con la mayor amabilidad- no le había oido...Pero en este momento no puedo servirle.

El noble bajo de su caballo y le miró con enojo, diciendo
--¿Que no puedes servirme a mí? Hazlo ya.

--Si esque voy acompañando a esta joven, y...

--¡Que la acompañe el viento! ¡tú empieza a sacarle brillo ahora mismo o llamo a la guardia!


Trex iba a tirarle la caja encima, pero en aquel momento asomo la cabeza un guardia. No tenía más remedio que atenderle.

Se mordio los labios, cruzó una mirada con Saori, cogio la caja y limpio al caballo, sin quitar la vista de Saori, que se dirigía, muy ufana, al castillo.
No la perdio de vista hasta que la vió desaparecer por la puerta.En un momento lo limpio, tenía prisa por correr trás Saori.

--¡Ya está señor!

-- ¡Sigue sucio!
y el noble le manchó con barro al caballo

Trex lleno de coraje pensaba en Saori, que había entrado en el castillo y no salía. Ya había pasado 1h.
En la puerta había un guardia embutido en un traje verde. Trex se acercó a él.

--¿Sabe usted si tardará mucho en salir la joven que ha entrado con un niño recien nacido? preguntó Trex

El portero se le quedó mirando y con un tono despreciatibo le contestó:

--Aquí no ha entrado ninguna joven con ningún niño. Esto no es la casa de maternidad.

--Usted perdone pero yo la he visto entrar hace
1h...rubia de hojos azules...

--¡Vamos largo de aquí!...

--¡No me traté así. Avise de que estoy aquí, me está esperando...!

--¡He dicho que se largue o llamo y le arresto!


El criado cerró la puerta de golpe y se metió dentro. Trex iba a saltar la tapia pero al otro lado vigilaban dos guardias más .Desolado, se quedó contemplando la puerta....¿Qué harán con ella?

sábado, 10 de enero de 2009

(capitulo 5) La corona



Saori paso la noche llorando, pero a la aurora el niño la sacó de su llanto. Entonces por primera vez, se planteó el problema enfrentandose a la realidad.

Tomo al niño lo alimentó y lo aseo, el pequeño estaba envuelto en una tela finísima.
Saori conocía esa tela no podía ser de su hermana esas telas eran de una familia noble. De pronto vio en una esquina de la tela un bordado de una corona, pertenecía a la casa real de los elfos Phylae.

No puede ser que te haya abandonado tu madre, tal vez se lo habrá robado aquella vieja hechicera. Te llevaré con tu madre.
Le arropo y salio de casa. Al abrir la puerta, encontró una persona acurrucada en el quicio, apenas tapada con unas pieles.Era Trex.

Trex sobresaltado al oir el ruido de la puerta, se puso en pie.
Se restregó los ojos, miró a quien le despertaba, era Saori con el pequeño.

¿Qué haces aquí?, ¿esque crees que no soy capaz de cuidar al niño?

¡No, Saori! No me he quedado porque dude de ti, esque....no tengo donde dormir y supuse que haría más vigilando tu casa que estar tirado por ahi.

¡Si lo hubiera sabido!...¡Yo tampoco he dormido!

¿Te ha dado mucha guerra el pequeño?

¡Que va, si él ha dormido perfectamente!... No..esque...¡me he quedado sola!

¡Como!...¿te puedo preguntar cómo ha sido?

Si; contigo tengo confianza.


Saori le contó lo de su hermana, la deseperación de Reyu, las sospechas, las dudas y por fin su alegría de saber quien era la madre del niño.

Y a eso iba -- concluyó -- A devolverselo a su madre.

Vaya noche que has tenido, bueno ya hablaremos de todo. Ahora, lo primero es que te vuelvas al piso, yo lo llevaré.

Que te crees tú eso, yo voy contigo.

Será mejor que te quedes, no quiero que te pase nada.

¿Y que me va pasar?

Seguro que no nos abren ni la puerta.


¿No nos van abrir?, si les llevamos seguramente el futuro dueño de la corona...Ya verás como sí.

miércoles, 7 de enero de 2009

(capitulo5) Adios



De pronto ve una sombra, es del elfo de las montañas, viene corriendo tras ella.

--¡espere, espere!...He seguido a la mujer después de que la dejara ir, pero cuando iba a detenerla, se ha subido en una barca, creo que en direccion a la isla de Lanzarote. Allí podemos buscarala Pero no te vayas, ya se que el pequeño no es nada mio, pero no quiero que le falte de nada, no quiero que le pase lo mismo que a mi, dejeme verle alguna vez y ayudarles. Mi nombre es Trexor, pero puedes llamarme Trex.

--yo me llamo Saori. Vivo aquí en una de las casas de la posada, como comprendo que quieras cuidarle, ven a verle cuando quieras...

---Gracias Saori -- le dio un beso al niño -- ¡Que madre vas a tener gorrion!...¡Adios Saori!...¡Cuidale bien que es de los dos!

Saori entró en casa, encendio la luz y se preocupo antetodo de alimentar al niño. Akane aun no estaba en casa, nunca habia regresado tan tarde a casa. Aplacada el hambre del niño, se quedó dormido y lo acosto en la cama.
Saori empezaba a intranquilizarse, cuando su hermana tenia que quedarse más tiempo la avisaba, pero hoy...

¡Pum, pum!-- llamaron a la puerta, Saori respiro tranquila; debia ser su Akane.

Pero no era Akane, sino su novio; Reyu.

--¡Reyu, tú aquí a estas horas!...¡que alegría!...¿cuándo has llegado?

--Perdona Saori--
le interrumpio Reyu, pálido y nervioso--¿está Akane?

--No, vendrá enseguida...pero ¿que te ocurre?

--Yo..
.no acabó de acabar la frase cuando se fijo en un papel que allí habia, con unas monedas de oro. La tomó, la leyó y exclamó:

--¿Y esto Saori?¿que es esto?¡oh;que infamia!

Saori tomó el papel que sostenía las manos temblorosas de Reyu. Era letra de Akane, al parecer, y decía así:

"Hermana mía; perdoname. Estoy cansada de sufrir tanta miseria, de llevar una vida tan triste y llena de privaciones, me marchó para siempre.
Ya sé que me odiarás por abandonarte; pero sería mucho peor para tí que te ligará a mi vida. ¡perdoname, perdoname! se me parte el corazón al dejarte sola, pero no quiero manchar tu inocencia, por eso te abandono, porque de hoy en adelante seré indigna de ti.
No me busques, no procures saber de mí, no volverás a verme. ¡Adios hermana, mi corazón; adios para siempre! Te dejo 300 monedas de oro para que puedas vivir un tiempo. Akane"

Saori se quedó de piedra mirando el papel en la mano, sin comprender bien que ocurría.

--¿Lo comprendes ahora Saori? gritaba Reyu, de pronto vio que encima de la cama se movia algo, se acercó y vio al niño durmiendo -- Saori...

--Me le encontré en la calle, abandonado, parece ser que le dejó una anciana de pelo blanco, con los ojos brillantes y vestida de negro...

-- Es la misma mujer que me advirtió que la explicación la encontraría en casa de Akane...Y si ese niño es de Akane, y te lo ha dejado cerca porque sabía que tu lo recogerías?

--No no Reyu, este niño no es de ella, no tira a la calle a un hijo...¡te engañas!

--¡Adios Saori!--
exclamó Reyu, poniendose en pie-- ¡Me ha destrozado la vida, porque la quiero con toda mi alma, mañana hablarán en la calle del padre de esta criatura y de mí!

Y dando un portazo Reyu se marchó corriendo. Saori se quedó fría, no podía creer que Akane abandonará a su hijo y que hubiese traicionado a Reyu con otro.Saori cogio al niño en brazos y le observó.

--También me han abandonado, pero tu aun no sabes lo que duele..., mi madre murió cuando más la necesitaba...mi padre dicén que murió en la carcel..y ahora Akane, lo único que me quedaba, pero yo no te abandonaré.

domingo, 4 de enero de 2009

(capitulo 4) Saori




Reyu no pudiendo aguantar la incertidumbre, comido por el dolor, se marchó en busca de Akane. Fue a la puerta de la casa de los perfumes, donde ella trabajaba.

¡Tal vez no le hayan permitido salir! pensó, tratando de buscar una explicación.

Era la hora de salida del trabajo. Comenzaron a desfilar jovenes hadas, que se sonrreian al pasar por su lado, pues Reyu era un muchacho muy atractivo.
Reyu clavaba los ojos en todas, esperando descubrir el rostro inolvidable de Akane.
Pero no lo vio, salieron todas, apagaron las luces y cerraron las puertas.
Reyu quedo livido, sin pulso, destrozado. Al otro lado de la puerta sonaban unas risas.

Reyu fuera de sí, iba a golpear la puerta, cuando una hechicera, anciana, de canosos cabellos y nariz larga y afilada, cuyos ojos negros y hundidos brillaban en la oscuridad de la calle, llevaba una especie de capa negra, que la cubría hasta los pies, le dijo en voz susurrante:

--Si quiere usted saber la verdad vaya a casa de Akane ahora mismo, sin perder tiempo. Alli se lo explicará todo.

Reyu, con el corazón latiendo a mil por hora, corrió a casa de Akane. ¿Que le esperaría allí?

Aquella misma noche, Saori, la hermana de Akane, salió corriendo del taller herbología en que trabajaba, y respiró dichosa, con la alegría del pájaro que se escapa de la jaula.

Era ya un hada joven y hermosa. Tenía la cara de un ángel, era bondadosa y estaba adornada de una alegría natural y contagiosa.
Sus hermosos ojos verdes, de largas pestañas, su boca sonreía con encanto.
Su bondad era tan grande que a veces a las clientas que no podían pagarla, las permitía pagar más adelante, y lloraba, sintiendo no disponer de dinero bastante para pagar de su bolsillo. Ayudaba con palabras a los que la necesitaban.

Esa noche cuando se dirigía a su casa, se detuvo. ¿No había sido ilusión? Le había parecido oir el llanto de un niño. Prestó atención. De prontó vio que se movia un manto blanco, escondido en un bote roto y abandonado.

Saori se acercó. Pero no fueron dos las manos que tocaron a la vez el manto, fueron cuatro, sobre las manos del hada cayeron unas manos suaves y fuertes, de piel oscura. Al mismo tiempo oyo una voz:

--¡Parte para los dos!

Saori levantó la cabeza y vio un joven elfo, moreno, alto y fuerte, cuyos ojos brillaban en la oscuridad, cabello corto y negro, que estaba junto a ella.Era un elfo de las montañas, es una raza de fuertes luchadores que viven en las más desoladas regiones.

--¡Me pertenece!-- dijo Saori -- Yo le he visto primero.

-- Primero lo he visto yo, niña ---aseguró el muchacho.

--No señor;yo. Mis manos están debajo.

--Porque perdí tiempo en dejar el establecimiento.

--¿Establecimiento?

--Sí; la caja--
dijo el muchacho, mostrando una sonrrisa perfecta y blanca.

Saori miró en la dirección que señalaba y vio una caja con materiales para la limpieza del caballo. Por lo visto se trataba de un chico que se ganaba la vida acicalando a los caballos de los viajeros.

--No importa yo le he visto primero--dijo Saori.

--¡No se puede discutir con mujeres!...pongamos que le hemos visto al mismo tiempo y vamos a ver que es.Era una criatura muy pequeña, recién nacida, envuelta en una fina tela blanca, a quien Saori se apresuró a coger en brazos.

--¡Pobrecito!¿Quien te ha abandonado aquí? la criatura parecía ser un elfo, por sus orejas puntiagudas y el color de su piel.

--¡Vete tu a saber quien es su madre!-- dijo el muchacho con desprecio.

--¡Bien se ve que eres un maleante! ¿Tu que sabes si lo han abandonado?

Herido el chico al oír que le trataba de vagabundo la respondio:

--A mí tambien me dejaron así, y maleante soy a mucha honra. Pero si usted se ha creido que por serlo no tengo corazón, desde ahora le digo que el niño me pertenece, porque le he visto primero y lo adopto. ¡Porque tengo corazón y una caja de limpiador para ganar la vida pá mi y pá él...!

--¿Y tendrías valor para quitarmelo?

--¡Pues claro!

--¡Calla!--
dijo Saori --Fijate allí detrás de ese árbol...

Asomaba del árbol con cautela, la cabeza de una mujer que parecía espiar escondida. Al ver que la miraban desaparecio, sin duda trataba de huir.

Saori echó a correr trás ella, tenía las piernas fuertes y corría con ligereza. Llego al árbol. Una mujer vestida de negro se alejaba a buen paso. Saori la alcanzó y enseguida la detuvo.
Era una mujer mayor con el pelo canoso y nariz larga, cuyos ojos brillaban en la oscuridad.

--¡Señora!...¡Señora!

Agresiva, aunque sin poder disimular un estremecimiento, la respondio.-- ¡No puedo darte limosna!...marchate.

Saori desconcertada dijo:

--¿No ha sido usted quien ha dejado esta criatura?

--¿Yo?...Que insolencia...si no se marcha enseguida llamaré a la guardia.


Y con la cabeza alta siguio caminando, mientras Saori no sabía que hacer, estaba segura de que había sido ella, pero temía que llamará a los guardias.Miró hacia atrás; tampoco estaba el chico.

Obsevo al niño y se alegró de no tener que disputarsele con nadie. Solo sería suyo.
Regresó a casa. Saori no pensaba en las consecuencias de su acto. El niño se puso a llorar.

--No llores precioso...Te llevaré conmigo a casa y te cuidaremos mi hermana y yo.


sábado, 3 de enero de 2009

(capitulo 3) Vuelta a casa



Ocho años después de éste episodio, Reyu regresaba en un enorme barco que le llevaba de vuelta a casa, con otros sifos que habían luchado en las inhóspitas tierras de las montañas.
Ninguno de los silfos, sentía la necesidad de dormir. La alegría desbordante de pensar que dentro de unas horas llegarían a casa los había desvelado.
Cerca de la cubierta, un joven, cantaba canciones de los bosques:

Hay muchas clases de amores
pequeños, sinceros, apasionados;
pero amores verdaderos
sólo hay uno, el de la madre.


Un silfo ya viejo, mudo hasta entonces, al oír la canción exclamó, dirigiendose a Reyu;

--¡Esa es la fija!...los demás amores son engañosos, falsos, traicioneros.

--¡Alto ahí, marinero!--
gritó Reyu, saliendo de sus pensamientos

--. No todas son lo mismo. Grande, incomparable es el cariño de una madre; pero es sagrado el amor de la mujer que nos ama con el corazón y el alma.

--¡Pchs!...No me fío de ninguna..¡no hay que fiarse!

--Cuidado con las palabras, las mujeres son las buenas, los hombres son los malos, que las engañan y las pierden.

--Usted piensa así porque de fijo que está enamorado
.

--Lo estoy, ¿por qué negarlo?

--Pues por si acaso, confíe sólo en su madre..¡esa sí que no le engañará!

--¡Ni la otra tampoco!-
-exclamó irritado Reyu, poniéndose en pie y alejandose.

Reyu molesto, descendio a los camarotes, se sentó en la cama y sacó del bolsillo interior una joya azul, que había sido de consuelo durante su viaje, esta joya representa la union de una pareja, la regala una hada a su amado.

Reyu besó la joya, y pensó, en aquella niña que siendo jovenes se habían prometido amor eterno. Y ahora con esa guerra inesperada, tuvo que acompañar a su padre, la mano derecha del rey de las hadas, dónde ganó respeto y honor por su valentía.
No la canción mentía, el amor hacia Akane era verdadero. En el bosque desembarcaron, ¡Qué abrazo les daría en cuanto viera a su madre y Akane!

Con los ojos muy abiertos...¡Pero solo le esperaba su madre! Akane no estaba.

--¡Madre!--exclamó Reyu, estrechandola entre sus brazos. ¿Es que...Akane está enferma?

Acarició a su hijo único, mientras las lágrimas le cegaban los ojos.

viernes, 2 de enero de 2009

(capitulo 2) Reyu

Pasados los días, Akane, lleva a su hermana al claro del bosque a jugar y tomar el sol. Akane, sentada junto a una secuoya, piensa en la tragedia de su vida, su madre muerta, su padre prisionero, ellas abandonadas...
Está ensimismada en sus pensamientos, cuando de repente la voz de su hermana, triste la dice:

--Akane..,¡no quieren jugar conmigo!...¡me apartan!

--¿A ti, encanto?...¿por qué?

--No sé...Yo quiero jugar y nadie quiere estar conmigo. Y la niña extrañada y dolida, rompe a llorar.

¿Por qué los niños que antes la disputaban para jugar ya no quieren estar con ella? pensaba.

Akane toma a su hermana de la mano y va a ver por qué no quieren.
Al verla venir, los niños hechan a correr. Akane los alcanza, toma del brazo a uno y le pregunta:

--¿Que os pasa?...¿Por qué no quereis jugar con ella?

--¡Porque sois hijas de un asesino!...

--¡Eso no es cierto!, y además ...

No pudo acabar su frase, en ese momento, los niños les gritaban a coro a su alrededor:

¡Hijas de un asesino!..¡hijas de un asesino!...

Por primera vez en la vida, Akane se dió cuenta del desprecio, del dolor de la verguenza, de cómo hería aquella acusación.
Akane en vez de tirarse contra los niños, estrechó a su hermana tapandola los oidos, mientras murmuraba:

--¡Se apartará de nosotras, estamos solas...nadie nos querrá!

--¡Eso no pasará!--gritó con firmeza una voz--¡Yo te querré siempre! y en cuanto a esos, ahora verás...

Era Reyu el que hablaba así. Un amigo de las niñas, que tendría unos pocos años más que Akane; Reyu se lío a empujones con los muchachos, logrando dispersarlos. Luego regresó a ellas y dijo:

--No estais solas, ¿lo oyes?...Yo no os abandonaré nunca, nunca.